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Las Pequeñas Paranoyas de Motagirl

Experimental XXI

 

Mientras el coche había estado en marcha, no había habido ningun problema. Te encontrabas dentro, en el asiento del copiloto, sonriendo, contestando con buenas caras, fingiendo que no tenías aquel dolor dentro de tí, que te paralizaba y hacía que todos tus gestos aparecieran como con retraso. Simplemente, fingiendo esa perfección que sabías que él necesitaba tener y acariciar. Pero ahora que el coche se había detenido, tenías que levantarte. Sonreíste una vez mas, y te levantaste como pudiste. Por suerte,cuando aquel rictus de dolor cruzó tu cara, estabas de espaldas. Nadie pudo verlo. Te incorporaste como pudiste e intentaste poner derecha tu espalda, sin exito. Finjiendo buscar algo en el bolso, caminaste encorvada, intentando no cambiar mucho de postura mientras le lanzabas un beso en un leve gesto con la mano. Cuando desapareció en la oscuridad, apoyaste todo tu peso en la puerta, tranquilizándote mientras la abres, alegrándote sinceramente por no haber tenido que contestar a ninguna pregunta. Preferías que no se preocupara por tí. No por no ser egoísta, sino por no tener que responder.

Subes pesadamente la escalera hasta el ascensor, pensando en todo lo que había pasado en los ultimos tiempos. Piensas en toda esa gente de la que, tiempo atras, habías oido sus pecados. Los habías oido, los habías intentado entender y no lo habías coseguido. Te daban asco. Un auténtico asco. Te metes al ascensor y pulsas al boton. Pero ahora tú eras como ellos. Una sombra más en un mundo de luz. Una mancha en muchas vidas. Una basura. Sales al descansillo y te acercas a la puerta, rebuscando las llaves. Nunca entiendes por qué coño siempre las metes al bolso , sabiendo que las vas a volver a necesitar.

Sin embargo, sientes una presencia a tu espalda. Te vuelves lentamente, justo a tiempo para ver cómo el cañón de una pistola apunta directamente a tu cabeza. Oyes el disparo. No enfrente, sino dentro de ti. Dentro de tu cabeza. Habías vendido cara tu alma a un pobre hombre destrozado. Caes como un fardo al suelo. Y desde alli puedes ver sus profundos ojos, ahora húmedos, mientras dirige el cañón del arma a su sien. Tus ojos dejan de ver. Pero tus oidos todavía pueden captar, en ese orden, un leve "te quiero", un disparo y un cuerpo que cae.

Sientes tu cuerpo que se hunde en la oscuridad. Empiezas a sentirte liviana y soñolienta. Ningun problema queda dentro de ti. Oyes, muy lejos, una sirena. No puedes verlo, pero sabes que a traves de la ventana podrías ver la luna brillando en el cielo, rodeada de miles de estrellas. Hoy la noche es húmeda. Y en ese momento, comprendes que has muerto. El frío se instala en tu cuerpo. Huele a rosas en el ambiente. Una campana toca lentamente, anunciando la media noche.

 

 

2 comentarios

knockergrowl -

Pues en cierta manera, me alegro de que estuviera en borradores y que lo hayas republicado, porque me ha encantado (y de otra manera, lo más probable es que no lo hubiese visto)...

Muy bueno, en serio!! ^__^

motagirl2 -

Por alguna misteriosa razon, este artículo , que llevaba publicado como dos años, ha aparecido despublicado y en borradores O_o