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Las Pequeñas Paranoyas de Motagirl

Oporto (día 2)

Oporto (día 1)

Comenzamos nuestro primer día completo en Oporto con un señor desayuno en la terraza del hotel. El hecho de que el 90% de las mesas de Oporto estén cojas y que yo sea un poco patosa fue una mala combinación, y el día empezó con café derramado por todas partes (así que sólo podía mejorar xD)

Terraza del hotel Desayuno en el hotel

Este día lo dedicamos a andar mucho. Muuuucho. Íbamos sin un rumbo muy fijo, simplemente cuando veíamos una calle que nos parecíamos bonita nos metíamos por ella. Algo que me encantó de Oporto es que la mayoría de las fachadas de los edificios son de azulejos de colores, y a pesar de lo destartalado que se ve todo, le pone una nota alegre.

Una casa

Comenzamos el paseo descendiendo por la Praça da Liberdade. Como he dicho unas cuantas veces, Oporto tiene un millón de cuestas, que encima no van todas al mismo sitio (olvídate de arriba y abajo, porque no hay manera). Aún así, este sitio parece ser donde van a caer la mayoría de las calles, hay bastantes hoteles y es de donde parten muchas rutas turísticas, además de que está cerca de todo (nosotros fuimos a todas partes andando).

Praça da Liberdade

Praça da Liberdade Praça da Liberdade Praça da Liberdade

De allí subimos por la Rua 31 de Janeiro hasta la Iglesia de Santo Ildefonso. Muchas iglesias en esta ciudad tienen fachadas de azulejos bastante impresionantes, como esta.

Iglesia de San Ildefonso

De ahí dimos un paseo por la Rua de Santa Catarina, conocida por sus tiendas y sus preciosas aceras, hasta el Mercado de Bolhão. Este mercado me impresionó porque literalmente se cae a pedazos (estaba andamiado de arriba abajo), pero te transporta a otro siglo con sus tiendecitas, su pescado recién cogido, sus señoras gritando...

Fachada de la iglesia de Santa Catarina

Acera de Santa Catalina Mercado de Bolhão 

Después continuamos el paseo hasta la archiconocida Livraria Lello, una de las librerías más bonitas del mundo, que sirvió de inspiración para ambientar Harry Potter (no, no sale en las películas como mucha gente cree). El sitio es increíble, pero si vais y quereis hacer fotos, tendreis que madrugar: Sólo están permitidas de lunes a viernes de 9 a 10 de la mañana.

A continuación, fuimos a uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad: la Torre dos Clérigos. Por apenas dos euros, se pueden subir sus casi 300 escalones para llegar a lo más alto y disfrutar de unas vistas inmejorables de la ciudad. Para mi gusto, un poco masificado de más (teniendo en cuenta que el ancho de la escalera no da para más de una persona, deberían dejar salir a la gente antes de que que entraran más personas. Si no te gusta rozarte con desconocidos, esto no es para ti jaja)

Vistas desde la Torre dos Clérigos

Torre dos Clérigos Una calle Vistas desde la Torre dos Clérigos Vistas desde la Torre dos Clérigos Vistas desde la Torre dos Clérigos Vistas desde la Torre dos Clérigos  Vistas desde la Torre dos Clérigos

Después de tantas escaleras, parece que ya teníamos hambre, así que nos encaminamos al Cafe Piolho (o Ancora d’Ouro), uno de los sitios más conocidos de la ciudad, situado junto a la universidad. Aquí volvimos a jugar a la ruleta rusa de las tapas, degustando unas deliciosas empanadillas y una especie de carne de panceta con encurtidos. Recobradas las fuerzas, cruzamos la calle para ir a la Universidad, donde había una exposición de fotografías de National Geographic, otra de cosas egipcias y otra de animales marinos disecados y fósiles.

Exposición en la Universidad de Oporto

Después seguimos callejeando para la segunda ronda de tapas (tengo que decir que no comimos "de verdad" ningún día. ¡Picoteo everywhere!) Acabamos en un sitio muy entrañable y casero llamado Vira Lata, donde comimos sopa (que resulta que es suuuper típico de Portugal) y una especie de revuelto de setas.

iPad Sopita en Vira Lata

Seguimos nuestro paseo por el Jardim das Virtudes y el Jardim do Cordoaria (sí, hay un montón de zonas verdes en Oporto), ambos llenos de gente durmiendo la siesta en los bancos.

Una calle

Casitas cerca del Jardin da Cordoaria

Y así llegamos a uno de los sitios que más me gustó: los jardines del Palacio de Cristal, y los jardines del Museo Romántico. Perfectos para pasear y descansar, admirar las plantas, esculturas y fuentes y hacer fotos a los pavos reales :D Desde estos jardines hay unas vistas fantásticas del río. Por cierto, nuestra idea era bajar hasta el río desde aquí, pero no pudimos por el desnivel. Y es que Oporto es una ciudad 3D: Puede que en el plano parezca que el sitio al que quieres ir está al lado, pero probablemente las cuestas te fastidien el plan :)

Rio Duero desde los jardines del Palacio de Cristal

Rio Duero desde los jardines del Palacio de Cristal En el jardin del palacio de cristal En el jardin del palacio de cristal  Vistas desde el jardín de palacio de cristal

Luego caminamos hasta la Praça de Alburquerque, saliéndonos un poco de lo que vendría siendo la zona turística y caminando por calles normales (vamos, que pisamos calles de asfalto en vez de piedras). De camino, confirmé que el ratio zapaterías/resto de tiendas es muy alto en Oporto (exageradamente alto). Junto a esta rotonda, está otro de los sitios que todo el mundo te dice que tienes que ver: la Casa da Musica  (y un montón de skaters aprovechando que es una de los pocos espacios con suelo liso jaja)

Mota! Praça de Alburquerque Casa da Musica

Desde aquí (que está bastante apartado) volvimos al centro caminando por la Rua de Cedofeita, cuyo tramo final es peatonal y tiene un montón de tiendecitas. Culminamos el paseo con una visita a la Lomography Embassy Store, donde me gasté una obscena cantidad de dinero en carretes para la Diana. (Una "embajada lomográfica" para un lomógrafo vendría a ser como una Apple Store para un fanboy de Apple). La chica de la tienda fue super agradable, y me abrió su cajón escondido de carretes extraños (contribuyendo con ello a mi arruinamiento). Por cierto, compré un carrete de diapositivas caducado en 1991 (!!), a ver qué sale... En la parte de arriba de la tienda tienen un pub y una miniexposición, así que subimos a ver las fotos y a tomarnos un vino y una bruschetta deliciosa de paté de aceitunas.

Luego fuimos al hotel a descansar un rato antes de poner rumbo a la cena. La cena no podía ser otra cosa que... ¡Francesinhas! No hay manera de describir este plato (nombrado como uno de los diez mejores bocadillos del mundo) y hacerle justicia. Es como un sandwich tostado relleno de varios tipos de carne y embutido, recubierto de queso fundido y una salsa picante in-cre-í-ble de cerveza y tomate. Teníamos intención de probarlas en el Café Santiago puesto que (junto con el Piolho) es el lugar en el que más fama tienen, pero el sitio estaba hasta los topes. Así que entramos a otro lugar con buena pinta y convenientemente llamado... "Lado B: A melhor francesinha do Mundo". Bastante convincente :)

Francesinha motagirl aproved Francesinha Francesinha

Después de las francesinhas, salimos prácticamente rodando y fuimos a bajarlas con unos cocktails en un bar llamado Canelas de Coelho. Buena música, servicio algo lento, y unas mesitas de jardín muy cucas en una calle super empinada que me hicieron acabar el día conforme lo había empezado: tirando las bebidas. ¡Super patosa al poder!

Oporto (días 3 y 4)

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