sin titulo XIX (si no he perdido la cuenta)
Desde el otro lado de la ventana, el sol calentaba su piel que, lentamente, salía del letargo del invierno. La noche anterior había podido oler cómo la primavera había llegado definitivamente. Podía sentir también sus músculor doloridos, las palpitaciones constantes de su cabeza y la opresión en su pecho. Sabía que, al otro lado de la pared, la gente había guardado con gran felicidad sus abrigos. Para ella, no era más que una fase más de su infierno personal. Un pequeño infierno de calor, dudas y soledad. Podría odiar el calor y las dudas, pero la soledad era distinta.
La amaba y detestaba a partes iguales. La mayoría de veces, prefería estar sola. Podía aguantar así una temporada. Pero, pasado un tiempo, necesitaba tener a alguien. Alguien con quien reir, llorar o comer palomitas de maíz. Y mientras estaba lejos de su hogar, no había nadie para ella. Se quedaba a solas con el ente maligno que habita en su interior. Éste tiene forma de caimán, verde y pequeñito. A pesar de tener el apodo de "maligno", es un caimán bastante majo: sabe cantar, convertirse en dulces pensamientos e incluso invocar el aroma de algunos seres queridos. Pero, de vez en cuando, este ente se enfada un poquillo con ella y la tortura... e incluso la hace desear la muerte.Ella sabe que pasar demasiado tiempo a solas con él le hace mal, que la acabará volviendo loca. Pero no puede evitarlo. No lo ha decidido ella. A ratos siente impaciencia por que todo acabe rápido. A ratos (los menos) desea que no acabe nunca.
Pero, ella sabe que tiene que vivir un poco más. Vivir para esperar la lluvia. Vivir para poder oler la tierra mojada desde su ventana. Vivir para sentir su pelo golpeando suavemente su cara, mecido por el viento. Vivir para hundirse dulcemente en la oscuridad y alcanzar su felicidad.
(premio a quien pille algo xD Me estoy volviendo pastel ¬¬U)
1 comentario
Pano -
A mí me han llamado Raro por eso. No sigas mis pasos.