Historia del Rey Transparente
Ayer me leí Historia del Rey Transparente, de Rosa Montero (Cuando digo ayer, es estrictamente ayer, porque empecé por la mañana y antes de cenar había acabado las 500 y pico páginas, yendo a clase y todo O_o)
El libro cuenta la historia de Leola, una niña campesina pobre que en medio de una guerra, roba la ropa de un guerrero para hacerse pasar por hombre y que no la molesten/roben/violen etc. Se lee bastante rápido porque las frases son cortas, y no mete mucho rollo. Como ejemplo, copiaré uno de los cachos que más me gustaron. En él, Leola tiene ya unos 17 añitos, ha conocido a la Duquesa Blanca (Dhuoda) y se aloja en su castillo. De pronto, la Duquesa "le tira los trastos" , Leola la rechaza, y esto es lo que ocurre despues: (La narradora es Leola)
- Está bien. Por desgracia, este es un juego que se juega a dos. Yo podría amenazarte,... podría revelar tu verdadera naturaleza y castigarte por fingirte varón. Pero tranquilízate, no voy a hacerlo.
- Gracias por vuestra magnanimidad, mi Señora.
- No es manganimidad, pequeña Leo, sino amor. Un sentimiento que no sé si me gusta. El amor te ablanda por dentro y quiebra las piernas de tu orgullo. Disfruta de este privilegio, Leo: entran aún menos personas en mi amor que en mi alcoba. Sin embargo, es una pena. Y lo que más lamento es que ni siquiera seas capaz de imaginar lo que te estás perdiendo.
Estira el brazo y vuelve a pasar la rosa por mi cara con un roce levísimo. Permanezco petrificada mientras la flor me acaricia las mejillas, la nariz, mientras el terciopelo de los pétalos explora mis labios. Dhuoda me contempla con una mirada fija y quieta, sus ojos en mis ojos, dos simas de negrura. Ahora, sin dejar de mirarme, se lleva la rosa a la boca. Sus pequeños dientes, blancos y afilados como los de un animal, muerden las suaves hojas con fiereza. Corta y mastica y traga. Se está comiendo la flor. La devora lentamente, con impavidez y obstinación. Primero desaparecen los pétalos, despuez la rizada base verde, luego el corto tallo erizado de espinas. Aterra ver entrar los formidables pinchos en su boca , pero ella sigue masticando sin hacer ni un gesto. Transcurre un tiempo interminable; Dhuoda ha dejado de rumiar y ya no queda nada de la rosa. La Duquesa sonríe:
- Tienes razón, Leo. No eres más que una campesina ignorante. Pero es posible que algún día llegues a aprender lo cerca que está el placer del sufrimiento.
Y una gota de sangre resbala por sus labios y cae sobre la inmaculada seda blanca del vestido.
chan chan, que tía más chunga , me cae bien :)
EDIT: También el sábado acabé con Los Sonidos de Discópolis: Rock,ideología y utopía, de José Miguel Lopez. Muy interesante :)
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