Oporto (día 1)
La semana pasada me fui unos días de vacaciones con Dani a Oporto. No pretendo hacer de este post una guía de viaje, sino simplemente contar qué hicimos nosotros allí y qué nos gustó. Nos pareció una ciudad bonita con cierto aire de decadencia de tiempos mejores, con muchas cuestas, muchas gaviotas y frío por las noches. No es una ciudad de "oh, tienes que ir a ver este monumento", sino de apreciarlo todo en su conjunto, callejear, y (esto a nosotros nos encanta) disfrutar de su gastronomía (que encima no es cara).
Compré el vuelo un par de meses antes en Ryanair, que nos salió baratísimo (unos 95 euros entre los dos, ida y vuelta). Supuestamente salíamos del aeropuerto de Valencia a las 14.35 (GMT+1) y llegábamos a Oporto a las 15.15 (GMT), pero cuando ya estábamos en la pista dispuestos a subir al avión, un mecánico nos dijo que el avión estaba estropeado y que teníamos que volver a la terminal porque no sabían cuándo podríamos volar (!). Así que, sin más información, nos tocó volver a la terminal a esperar... Al final fueron 4 horas (nos dieron un bono de 5 euros en comida a cada pasajero), con lo cuál salimos a las 18.30 y llegamos a Oporto a las 19.15 aproximadamente. En la zona de llegadas del aeropuerto, había una chica repartiendo mapas de la ciudad, lo cuál siempre se agradece.
Llega el momento de transladarse desde el aeropuerto a la ciudad. Anteriormente, habíamos estado consultando por internet las variantes de bus, metro o taxi para llegar al centro. Nos decantamos por el metro. Hay varias opciones, pero dado que nuestro hotel estaba en todo el centro de la ciudad y Oporto es una ciudad muy manejable andando, no nos iba a hacer falta usar el metro para otros menesteres. Nos decantamos por la tarjeta Andante "normal". No tiene mucha pérdida porque en cada máquina expendedora tienen una lista de todas las demás estaciones, y qué zona debes comprar (por ejemplo, desde el aeropuerto siempre es zona 4). Con esta tarifa, el precio es de 1.85 cada recarga (+0.50 euros la primera vez, del precio del cartón)
Nos bajamos en el centro (Trindade) y nos dimos un paseíto hasta el hotel. La primera sensación fue de frío (muy agradecible visto el tiempo que hemos estado teniendo en el Levante español) y de que había muchas cuestas y muchas gaviotas. Todo bueno :)
Nuestro hotel era el Infante de Sagres, situado en el mismísimo centro de Oporto. Por fuera es bastante anodino, pero por dentro es espectacular (alucinante la vidriera que tienen en la escalera). La habitación era bastante lynchiana y las vistas desde la ventana, bien bonitas. La recepcionista un poco idiota, hablando portugués a toda velocidad a pesar de haberle dicho que no entendía nada de lo que me estaba diciendo, pero bueno.
Dejamos nuestras maletas y nos fuimos a cenar. Dimos un paseo por las calles aledañas al hotel, y vimos que había mil y un sitios para elegir. Finalmente, nos decantamos por Trinkas, una tapería (en portugués "petisqueira"). Aquí nos dieron la carta y nos quedamos un poco igual hasta que nos dimos cuenta de que por la parte de atrás estaba en inglés (casi todos los sitios a los que fuimos la tenían en varios idiomas). La camarera era muy maja y nos explicó qué era cada cosa. Tomamos unos rojões (una especie de guiso o estofado de carne, típico de la zona, con sabor a curry) y unas croquetas de bacalao (las mejores que he comido en mi vida). De postre, helado de requesón y compota de calabaza. Pese a ser una tapería y haber pedido sólo dos tapas, las raciones son INMENSAS, y esto es algo que vimos que se repetía por todas partes. Pero no seré yo quien se queje :)
Después de la cena, de vuelta al hotel, a coger fuerzas para el día siguiente.
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motagirl2 -
Diana -